lunes, 20 de febrero de 2017


Automedicar(le)se es peligroso.

En nuestro día a día estamos muy acostumbrados a emplear en nosotros mismos cierto número de medicamentos ante problemas tales como un dolor de cabeza, un resfriado, una gastroenteritis… sin consultar previamente a nuestro médico y gracias a que muchas veces estos medicamentos se adquieren sin receta.

                                   Resultado de imagen de paracetamol                         

A priori esto no se debe hacer, pero no obstante todos lo hacemos dado que nuestra respuesta y tolerancia a dichos medicamentos suele ser muy buena.

El problema es que muchas veces extrapolamos esta práctica tan habitual con nosotros mismos a nuestras mascotas, y muchas veces el peligro reside en la dosificación (que puede ser muy muy diferente entre personas y animales) y algunas veces son incluso tóxicas a mínimas dosis.

                                                   Resultado de imagen de perro tomando pastilla                       

El metabolismo de nuestras mascotas es diferente al nuestro.

Además no es lo mismo que hablemos de un perro, que de un gato, un conejo, un hurón, un ave…

En concreto en este artículo vamos a hablar del problema tan importante que tenemos en consulta con aquellos perros/gatos a los que el propietario les ha administrado por cuenta propia bien ibuprofeno y con más gravedad, paracetamol (siendo ambos medicamentos que nosotros usamos frecuentemente incluso con nuestros bebes)

Estas mascotas tiene una tolerancia a los aintiinflamatorios no esteroideos muchísimo menor que las personas, provocando incluso a pequeñas dosis cuadros de gatroenteritis hemorrágicas e incluso fallos renales muy graves.

                                            Resultado de imagen de perro con diarrea hemorragica

                                             

El ibuprofeno, es una medicación que los perros parece que toleran moderadamente existiendo algunos vademécums donde esta descrita su dosificación para los mismos, pero la experiencia general de los veterinarios es que da muchos problemas. En el caso de los gatos directamente no está descrito su empleo.

El caso del paracetamol es mucho más grave, ya que en perro no está descrito su empleo, pero en gatos es directamente tóxico desde la primera toma.

Es cierto que no es infrecuente ver mascotas en consulta a las que les han dado alguna dosis de estos medicamentos y no han desarrollado ningún síntoma adverso…pero es jugar con fuego, porque tampoco es infrecuente ver pacientes con cuadros muy graves también con una sola toma de estos.

Esto es importante tanto a la hora de no automedicar a nuestras mascotas sin consultar previamente con un veterinario y de cara también a ser rápidos a la hora de actuar si nuestra mascota se come uno o más de estos compuestos de manera accidental.

En caso de que esto suceda, si somos rápidos en las primeras dos horas desde la ingestión podemos provocar el vómito e intentar disminuir la absorción gástrica de los mismos, pero una vez pasado este periodo lo único que podemos hacer es favorecer la eliminación renal de los mismos con fluidoterapia e intentar paliar los síntomas que aparezcan, pero siendo a menudo insuficientes.

En el caso del paracetamol en gasto existe antídoto que se administra intravenoso y que requiere igualmente la hospitalización de la mascota.

                                                Resultado de imagen de gato hospitalizado                 

Cabe remarcar que hoy hemos hablado de estos dos compuestos porque quizás sea lo que con más frecuencia nos dan problemas a los veterinarios, pero cualquier medicación de humana es susceptible de ser tratada con especial cuidado y sin extrapolar dosis ya que hay muchas más que nos pueden dar serios problemas.

Por tanto, seamos responsables con las medicaciones que administramos a nuestras mascotas, ya que muchas veces por ahorrarnos la consulta al veterinario, por fiarnos del saber popular, de aquellas opiniones de gente cualificada pero que no son veterinarios, de nuestra propia experiencia con nuestros hijos o incluso con nosotros mismos, nos encontramos  con un problema mucho mayor que el que inicialmente teníamos entre manos (frecuentemente una cojera, una apatía, unos mocos) y muchas veces con resultados fatales.

Ante la duda, no dudéis en consulta con vuestro veterinario. Nuestro teléfono de contacto es el 91.642.6725 o el 608.52.12.88

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