¿Qué pasa con mi tortuga?
Desde hace muchos años es frecuente encontrar como mascotas
distintos tipos de tortugas en los hogares españoles.
Hay que diferenciar si nuestra tortuga es una especie
terrestre (mayoritariamente herbívoras, habitualmente autóctona y muy
frecuentes en las zonas de levante) o bien acuáticas o también llamadas
galápagos (principalmente carnívoras y normalmente foráneas)
Es importante saber que especie de tortuga tenemos ya que
los requisitos de temperatura, alojamiento y alimentación van a variar en
función de la misma.
Además hay que saber que no todas las especies se
comercializan de manera legal (de hecho las típicas tortugas de Florida
actualmente está prohibida su venta) y otras muchas veces son espécies
protegidas (por ejemplo el galápago leproso) cuya tenencia tampoco es legal.
En Madrid habitualmente lo que más vemos son galápagos
acuáticos de distintas especies pero todos ellos provenientes de zonas de
climas más o menos cálidos y tropicales.
Esto hace que en nuestro clima sea necesario tener unos
cuidados especiales de temperatura ya que el invierno es muy frio para ellas y
al ser animales ectotérmicos (cuya temperatura corporal depende de la
temperatura del medio) puedan entrar en hibernación al disminuir las
temperaturas.
La hibernación es un
proceso delicado que puede desencadenar patologías y que hemos de controlar.
Para tener adecuadamente a nuestro galápago es necesario un
alojamiento adecuado para él, con unas dimensiones acordes al tamaño de nuestra
tortuga (lo que implica que será necesario cambiarlo a medida que la mascota
crezca) y unos requisitos concretos de
sustrato, agua, gradientes de temperatura y horas y tipo de luz.
Las típicas tortugueras de plástico con su “palmerita” están
totalmente desaconsejadas.
Además es importante tener en cuenta que estas mascotas son
carnívoras pero no nos vale darle cualquier tipo de carne ya que por su
metabolismo las proporciones de calcio y fósforo de la comida han de ser las
adecuadas, pudiendo aparecer en caso contrario problemas de descalcificación
muy importantes y que ponen en peligro la vida de nuestra mascota.
Las típicas gambitas secas que se comercializan como
alimento de tortugas, sólo son aptas como premio, ya que una alimentación
basada en ellas es muy incompleta.
Cabe destacar que las tortugas no son animales muy
“expresivos” por lo que no siempre es fácil darnos cuenta de que algo las
sucede hasta que la enfermedad no está en un estadio muy avanzado. De hecho lo
más normal es que no nos encontremos con un problema nuevo sino más comúnmente
con una alteración de curso crónico debida casi siempre a problemas en el
manejo de la mascota.
Las tortugas son unos animales muy longevos siempre y cuando
tengan unos cuidados adecuados, por lo que no dudéis en pedir asesoramiento al
respecto para disfrutar muchos años de vuestra mascota!
Nuestro teléfono de contacto es el 91.642.67.25 o el
608.52.12.88.
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